Bodegas interesantes para visitar.

El turismo etnológico está de moda. Y es que el vino es más que una bebida, es cultura. Visitando una bodega puedes aprender sobre historia, tradición, formas de vida en el mundo rural y, cómo no, pasar una velada divertida e instructiva.

Mi amigo Raúl, de Albacete, me cuenta que hace unos meses visitó las Bodegas del Ampa, a solo 10 minutos en coche del centro de Jumilla. Unas bodegas abiertas desde 1921, que continúan elaborando el vino de forma artesanal. Conservando los métodos tradicionales y adaptándolos a los gustos actuales del mercado.

Pasó una mañana entretenida. Después de recorrer las instalaciones, probo de primera mano el producto. En su pueblo también se hace vino, pero como él bien dice, cada zona tiene sus peculiaridades en cuanto a la elaboración de los caldos. Después de conocer todo el trabajo que hay concentrado en los vinos y descubrir la historia que hay detrás, lo valoras de otra manera cuando acudes a un restaurante y pides una botella de vino para acompañar la comida.

Podemos visitar bodegas en casi todas las zonas vinícolas de España. Muchas de ellas están abiertas al público. Algunas tienen apertura diaria como si fuera un museo. Pagas una entrada y recorres las instalaciones. Otras funcionan a través de visitas programadas. Se pueden visitar por nuestra cuenta o participar en una visita guiada. Yo siempre recomiendo la segunda opción. Descubres cosas interesantes relacionadas con los vinos y la bodega que seguramente desconocías.

Muchas visitas a bodegas terminan con una cata del producto, y siempre tienes la posibilidad de comprar alguna botella elaborada allí mismo. El blog de turismo Sitios de España nos presenta en un artículo las mejores bodegas para visitar. Te comentamos algunas de ellas, junto con otras que he conocido personalmente.

La Rioja.

A las afueras del pueblo de Haro se encuentran las instalaciones de La Compañía Vinícola del Norte de España (C.V.N.E.), conocidas en el lugar como la “Aldea del Vino.” Son una serie de naves blancas, grandes y adosadas, en buen estado de conservación, construidas a finales del siglo XIX. En el diseño del edificio participó el arquitecto francés Gustave Eiffel, el creador de la torre Eiffel de París.

La fachada tiene un extenso soportal levantado sobre columnas de madera con pie de acero inoxidable. Las naves están rematadas por un techo cerámico a dos aguas y visto desde fuera, parece como si fueran gemelas. Al final de ellas se halla una tienda bar en la que te puedes tomar una copa de vino acompañado de una tapa o comprar una botella de la casa. Con frecuencia, en las instalaciones se realizan actividades diversas. Desde talleres para iniciarse en la cata de vino, jornadas de maridaje o visitas a los viñedos cercanos.

Valladolid – Ribera del Duero.

En Quintanilla de Onésimo, en la provincia de Valladolid, tienes las majestuosas bodegas Arguaza Navarro. Se trata de un edificio señorial castellano donde antes estaban instaladas las bodegas de esta marca reputada. En la actualidad la elaboración del vino se ha trasladado a otra ubicación, pero se conserva la bodega antigua para que la puedan visitar los turistas y conocer como se producía vino de manera tradicional.

El edificio es bastante grande y está rodeado de viñedos. En la parte central se conservan las instalaciones originales, flanqueadas a los lados por dos restaurantes. Uno más tradicional, donde puedes combinar el vino con cocina de la región, como sopa castellana, revueltos de setas o cordero asado al horno de leña. En el otro restaurante, se respeta el producto de proximidad pero dándole un enfoque más contemporáneo.

En el edificio se ha habilitado, además, un hotel spa en el que puedes alojarte unos días y recibir un tratamiento de vino-terapia.

Las cuevas de Tomelloso – La Mancha.

Si caminas por las calles de esta ciudad manchega te sorprenderá ver rejas en el suelo de las aceras, colocadas a modo de tragaluz. El periódico local En Tomelloso nos dice que se llaman “Lumbreras” y que no son más que los respiraderos de bodegas particulares instaladas en el sótano de las casas.

Las hay a centenares, en cualquier calle secundaria de la parte antigua del pueblo. Con suerte podrás visitar alguna de ellas. Si lo consigues, vivirás una experiencia única.

Podemos decir que Tomelloso es uno de los pueblos de España con más hectáreas de tierra destinadas al cultivo de la vid. Además de producir vino, se ha trabajado el mismo para elaborar holandas y destilar alcohol vinícola que luego servía de base para producir brandi. Famosas empresas de licores como Domeç y González Byass tienen instalaciones en Tomelloso, para trabajar productos intermedios que después agregan a sus brandis. En Tomelloso, además, se elabora el coñac Peinado 100 años, un brandi reserva considerado por los entendidos como uno de los mejores del país.

Hay tanto vino en Tomelloso, que hasta hace bien poco, los propios agricultores elaboraran caldos en sus casas con las uvas que habían recogido de sus propias viñas. Para eso tenían las cuevas, excavadas en el subsuelo de su vivienda. Se accede a ellas por una escalera de obra, colocada por lo general en el patio de la casa. Una vez llegas al sótano, te sumerges en una amplia zona diáfana, con una temperatura fría constante, con varias tinajas gigantes de barro, en las que se dejaba fermentar el mosto para producir el vino.

Algunas cuevas han estado operativas hasta hace apenas 20 años. Sé de primera mano que algunos comerciantes de alimentación las siguen utilizando como cámara frigorífica para guardar el género.

Rías Baixas.

En la provincia de Pontevedra, a tres kilómetros de Cambados, metiéndote tierra a dentro por una carretera comarcal que atraviesa el Valle de Salnés se ve a lo lejos un edificio decimonónico, de estilo afrancesado, con la fachada cubierta de azulejos azules. Pudiera parecer un pazo, de esos que encuentras diseminados por la campiña gallega, pero no lo es. Se trata de las Bodegas Granbazán. Donde aún hoy se sigue produciendo vino albariño.

El edificio se encuentra rodeado por 14 hectáreas de viñedo emparrado, que se sujetan en la parte próxima a la zona edificada sobre pérgolas de piedra, creando carpas naturales que le aportan encanto natural al conjunto.

Para visitar el interior es necesario apuntarse a una visita guiada en la que observas desde las instalaciones antiguas hasta la zona más moderna, que cuenta con cubas de acero y se encuentra completamente mecanizada.

De todos modos, el edificio dispone de un restaurante abierto durante todo el año, donde puedes degustar el albariño acompañado de gastronomía gallega y marisco de las rías. Así como una tienda, al lado, abierta al público. En donde además de comprar vino de la casa puedes adquirir otros productos tradicionales gallegos.

Algunos salones de la parte noble del edificio, la segunda planta, donde se supone que estaban instaladas las oficinas y donde se recibía en otros tiempos a los clientes de postín, se alquilan para celebrar reuniones, congresos de empresas e incluso bodas.

Jerez de la Frontera.

Jerez es una ciudad ligada estrechamente al vino. Su rica cultura vinícola se aprecia en las tascas y bares de sus plazas. Son varias las bodegas emblemáticas que puedes visitar en Jerez de la Frontera, en el Puerto de Santa María y en San Lucar de Barrameda.

Bodegas de sobra conocidas como las de Osborne, las de González Byass, las de Garvey o las de Barbadillo, pero si hay alguna que te recomiendo, especialmente es la de Pedro Domeç, en el centro de Jerez, donde se fabricaba el conocido fino “Tío Pepe.”

La mayoría de las visitas a las bodegas de Jerez son guiadas, suelen incluir una exhibición de decantación del vino con las tradicionales cazuelitas que se introducen en el interior de las barricas de roble y con las que después se llenan las copas, así como una degustación del producto.

Si no conocías la diferencia entre un fino y una manzanilla o no sabías lo que es un “palo cortado”, después de una de estas visitas guiadas se te va a quedar claro. El vino de Jerez está cargado de historia y esto se aprecia en la trayectoria vital de sus bodegas. Algunas de ellas creadas justo después de la guerra de la independencia contra los franceses. A principios del siglo XIX.

Las bodegas gaditanas son todas parecidas por dentro. Son extensas naves con paredes enjalbegadas, con techos altos reforzados con columnas de piedra que parten del suelo y que se van uniendo entre sí, formando arcos de medio punto.

En el suelo se apilan tumbados, unos sobre otros, los barriles de madera envejecida, las barricas, perfectamente organizadas en función de su grado de crianza. En ocasiones, la tapa de la barrica está pintada con alguna referencia escrita con tiza, para poder identificarla.

Son muchos los lugares de España en los que puedes aprender sobre vinos, pero sin duda, uno de los más destacados es Jerez de la Frontera, por la pasión que le ponen al contarlo. Una sapiencia que resulta seductora y una emoción que se manifiesta contagiosa.

Seas o no aficionado al vino, visitar una bodega histórica es una actividad turística enriquecedora.

Comparte el post:

Entradas relacionadas

Scroll al inicio