Pocos saben cómo afecta la oniomanía a las personas que la padecen durante la temporada navideña. Y es que, en realidad, pocos o casi nadie sabe qué significa esta patología.
La temporada de fiestas es una de las épocas más esperadas del año para muchos de nosotros. Durante estas semanas, crece la emoción por los regalos y las reuniones familiares y las ofertas en los escaparates del supermercado generan un ambiente de consumo casi ininterrumpido.
Sin embargo, detrás de esto se esconde una realidad que no siempre es fácil de identificar: la oniomanía (o la adicción a las compras).
¿Qué es la oniomanía?
El Centro de Psicología experto en el tema, Canvis, nos explica que la adicción a las compras, también conocida como oniomanía, es un fenómeno creciente en la sociedad actual impulsado por la cultura del consumismo y la accesibilidad de productos a través de plataformas digitales.
Las personas que padecen oniomanía sienten una necesidad incontrolable de comprar, aun cuando no lo necesiten o no puedan permitírselo. Este impulso hacia las compras provoca que la persona se vea envuelta en un ciclo que lo daña, donde comprar no es una opción, sino una obligación autoimpuesta para reducir la ansiedad o el malestar emocional… aunque no tenga dinero para permitírselo y pueda ponerle en peligro para pagar sus deudas más adelante.
Cada vez es más común, porque en esta sociedad consumista se generan cada día una cantidad enorme de estímulos enfocados hacia el consumo desenfrenado, lo necesites o no. Es decir: no puedes permitirte ese móvil de última generación que acaba de salir (y tampoco lo necesitas, porque tienes un móvil desde hace un año que es muy bueno)… pero vas a ver noticias, imágenes, y personas con él que te van a generar el deseo (y estrés) por tenerlo.
Si a esto le añadimos las redes sociales, todo empeora.
Diferencia entre disfrutar de las compras y la oniomanía
La oniomanía NO es lo mismo, en absoluto, que disfrutar de ir un día compras o de aprovechar una oferta especial.
Muchas personas encuentran placer en comprar algo nuevo, especialmente si es un producto que han esperado o deseado durante mucho tiempo o una ganga que no podían dejar pasar. De hecho, en nuestra cultura, las compras se han convertido en una parte clave de la vida cotidiana y de las celebraciones.
El problema surge cuando el acto de comprar deja de ser una actividad ocasional o de disfrute y se convierte en una necesidad constante y descontrolada. Mientras que alguien que disfruta de las compras puede hacerlo de manera consciente y responsable, una persona con oniomanía pierde la capacidad de controlarse.
El comprador compulsivo siente una urgencia tan intensa que no puede detenerse, aun cuando sabe que sus acciones pueden tener consecuencias negativas. Es decir, que el placer de comprar es saludable y normal cuando se hace de manera moderada, pero cuando el deseo de adquirir cosas se convierte en una compulsión incontrolable, estamos ante una adicción.
Causas de la oniomanía
Existen múltiples factores que pueden llevar a una persona a desarrollar oniomanía, y estos pueden variar de un individuo a otro:
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Muchas personas recurren a las compras como una forma de lidiar con el estrés, la ansiedad, la tristeza o incluso el aburrimiento. La compra de un objeto puede proporcionar una sensación momentánea de alivio o felicidad, lo que refuerza el comportamiento compulsivo.
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Vivimos en una sociedad donde el éxito y la felicidad parecen estar directamente relacionados con lo que poseemos. Las redes sociales y la publicidad nos bombardean constantemente con imágenes de una vida ideal basada en el consumo, lo que genera la sensación de que necesitamos más para ser felices o aceptados.
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La tecnología ha facilitado enormemente la forma en que compramos. Hoy en día, se puede adquirir prácticamente cualquier cosa con solo un clic, desde la comodidad del hogar. Las tiendas online están disponibles las 24 horas, los 7 días de la semana, y las promociones como el «Black Friday» o el «Cyber Monday» se han convertido en momentos clave para el consumo masivo.
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La oniomanía puede estar relacionada con la baja autoestima. Comprar cosas nuevas, especialmente artículos de lujo o de moda, puede dar una sensación momentánea de ser superior o, incluso, hacer que la persona se sienta mejor consigo misma, aunque este efecto no suele durar mucho.
Síntomas de la oniomanía
Identificar la oniomanía no siempre es sencillo, porque el límite entre una compra impulsiva y una adicción puede ser difuso.
Sin embargo, existen algunos síntomas que pueden ayudar a reconocer este trastorno:
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La persona compra de manera recurrente e impulsiva, incluso cuando no tiene la necesidad de hacerlo o no tiene los medios para pagar lo que adquiere.
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Después de realizar una compra, la persona puede sentir culpa o vergüenza por haber gastado dinero innecesariamente, pero aun así sigue comprando.
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A pesar de los esfuerzos por limitar o detener el comportamiento compulsivo, la persona no puede controlar el impulso de seguir comprando.
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La adicción a las compras puede afectar las relaciones personales y causar problemas financieros graves. Las deudas suelen acumularse, y es común que la persona oculte sus compras a los demás por temor a ser juzgada.
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El acto de comprar se convierte en un mecanismo para escapar de emociones negativas, como la tristeza o la ansiedad. Comprar proporciona un alivio temporal, pero el ciclo se repite una y otra vez.
Consecuencias de la oniomanía
La oniomanía puede tener un impacto devastador en la vida de quien la padece:
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Una de las primeras consecuencias son los problemas económicos, porque suelen gastar más de lo que pueden permitirse, lo que las lleva a endeudarse, a tener problemas con sus tarjetas de crédito o a pedir préstamos que no pueden devolver.
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Aunque las compras proporcionan un alivio temporal, a largo plazo suelen generar más angustia. El comprador compulsivo puede sentirse avergonzado, culpable y frustrado, lo que contribuye a una espiral de emociones negativas.
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La oniomanía puede provocar tensiones en las relaciones familiares o de pareja. Los seres queridos suelen darse cuenta del problema, lo que genera discusiones, desconfianza e incluso rupturas.
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En algunos casos, la persona adicta puede ocultar sus compras o mentir acerca de su comportamiento.
¿Cómo ayudar a alguien que padece oniomanía?
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Habla con la persona sin juzgarla: Es importante abordar el tema desde la empatía, sin hacer sentir mal a la persona. Hablar de manera abierta y honesta, pero sin criticar ni culpar, puede ser el primer paso para que reconozca el problema.
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Ofrece apoyo emocional: Detrás de la oniomanía suele haber emociones no resueltas, como la ansiedad o la baja autoestima. Ofrecer apoyo emocional y estar ahí para la persona puede ayudarle a sentirse comprendida y acompañada en su proceso de recuperación.
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Fomenta hábitos financieros saludables: Ayudar a la persona a gestionar su dinero de manera más consciente y organizada puede ser una buena estrategia. Hacer presupuestos, evitar el uso excesivo de tarjetas de crédito y controlar los impulsos mediante la planificación de compras son pasos fundamentales.
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Sugiere la búsqueda de ayuda profesional: En muchos casos, la oniomanía es un problema que requiere atención profesional. Psicólogos especializados en trastornos del control de impulsos pueden ayudar a la persona a identificar las causas de su comportamiento y trabajar en estrategias para cambiarlo. La terapia cognitivo-conductual suele ser una de las más eficaces en estos casos.
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Controla las tentaciones: Dado que la accesibilidad a las compras en línea es uno de los factores que fomenta la oniomanía, limitar el acceso a estas plataformas puede ser útil. Algunas personas deciden bloquear temporalmente sitios web de compras o eliminar aplicaciones que fomentan el consumo impulsivo.
Prevención de la oniomanía durante las fiestas
La época de fiestas es un periodo particularmente propenso para que las personas con tendencias a las compras compulsivas se vean más afectadas.
Por eso, es importante ser consciente de los hábitos de consumo y poner en práctica algunas medidas de prevención:
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Establece un presupuesto: Antes de comenzar a comprar regalos o productos para las fiestas, es recomendable establecer un presupuesto claro y ajustarse a él. Esto ayudará a evitar gastos innecesarios y a controlar los impulsos.
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Evita las compras impulsivas: Tomarse un tiempo para reflexionar antes de hacer una compra puede ser una buena manera de evitar caer en el comportamiento compulsivo. Hacer listas de lo que realmente se necesita comprar y no salir de ellas también es una buena estrategia.
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Practica la gratitud y el autocontrol: Durante las fiestas, es fácil dejarse llevar por la emoción del momento y sentir que se necesita más de lo que realmente se tiene. Es el momento de dar las gracias por lo que se tiene de verdad y de autocontrolarse.
La adicción a las compras es peligrosa
Aunque no se conozca demasiado, tiene consecuencias muy serias para quienes la padecen.
Aunque es normal disfrutar de las compras, hay que ser conscientes de cuándo se cruza el límite hacia la impulsividad.
Estas fiestas, más que nunca, es importante cuidarse y cuidar a quienes nos rodean para que las compras sean una parte más de la celebración, y no una fuente de ansiedad.