Tienes un evento y no sabes qué ponerte ni por qué complementos apostar… y por eso estás aquí, ¿me equivoco? Si es así, no te sientas mal ni mucho menos, porque eres uno o una más en esta lista. Somos muchas las personas que nos encontramos en esta situación y la verdad es que podríamos decir que este es un problema que nos agobia, que nos genera inseguridades. Por tanto, siempre debemos establecer un plan, tener claro qué es lo que nos gusta y en qué eventos pega mejor un tipo de prenda o complemento u otro.
En los párrafos que siguen, os voy a hablar de las bodas. Estamos hablando de uno de los eventos más clásicos, de los que más relación tienen con una situación como la que estábamos diciendo más arriba. Y es que no cabe la menor duda de que, por el tipo de evento que es y por lo que implica, hace falta que tengamos en consideración hasta la última prenda y complemento que llevamos. Es algo que todos y todas solemos tener en cuenta, pero que, como os estaba diciendo más arriba, nos produce muchas veces dudas. Y es que no es para menos: queremos llamar la atención de todos los asistentes aunque no seamos el novio o la novia.
¿Hay algo que cambie en relación a si una boda es religiosa o civil? En los últimos años, las segundas han superado en número a las primeras. Eso es lo que apunta una noticia publicada en la página web de El Periódico al indicar que es un 56% de bodas civiles las que se llevan a cabo en España, por un 44% de las religiosas. Desde mi punto de vista, de todas maneras, no deberíais cambiar vuestra manera de vestir en caso de que asistáis a una u otra. Lo importante es sentirse cómodo o cómoda con lo que se lleva. A fin de cuentas, si es religiosa (algo que en épocas pasadas implicaba ir un poco más tapado, especialmente en caso de las mujeres) tampoco vamos a pasar la mayor parte del día en la iglesia.
Una de las principales cuestiones que se suelen tener en cuenta es el traje o vestido que nos ponemos en un evento así. De hecho, es lo principal, a lo que más tiempo se le suele dedicar. Es algo lógico porque el traje o vestido es lo que más va a llamar la atención por una simple cuestión de volumen: ocupa más espacio que un colgante o que un bolso. Pero no cabe la menor duda de que las joyas o los complementos terminan siendo muy importantes para terminar de dar esa imagen que queremos dar.
Hay una cosa que, en materia de elección de joyas o complementos para una boda, nos deja muy tranquilos y tranquilas. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de la variedad, de la gama de productos a los que podemos aspirar. En materia de joyas, tener pulseras, anillos, colgantes o brazaletes es algo que las tiendas especializadas deben tener para contentar a clientes y clientas de todo tipo. En materia de complementos, es importante contar con bolsos de mano y de hombro para adaptarse a las necesidades de las personas que le visiten. Esa variedad y gama es la que conforma la filosofía de Arte Joya y la que se ha convertido en su principal seña de identidad.
Las personas que se encuentran a cargo de un establecimiento en el que se vende ropa y complementos para un evento como lo es una boda deben tener la capacidad de ponerse en la piel de sus clientes y clientas y comprender que ellos y ellas quieren disponer de un elenco de productos que sea amplio y que les permita, al menos en un primer momento, comprobar que van a tener la oportunidad de elegir entre muchas cosas para lucir a la perfección en un evento de tanta importancia como lo suele ser una boda, al que siempre hay que acudir con ese toque de elegancia que nos permita ganarnos los elogios de nuestros conocidos.
Tened en cuenta que quedaréis en el recuerdo
Una boda es un evento en el que va a quedar constancia de nuestra presencia. Ya sabéis que es un espacio de tiempo en el que se realizan muchas fotos y en el que nadie puede escapar de ellas. También hay muchísimo contenido en materia de vídeo. Tanto es así que es posible que, incluso sin ser un familiar cercano al novio o la novia, salgamos muchas veces en esas fotos o vídeos de los que os estamos hablando. Seguro que os habéis encontrado en una situación muy similar a esa en los últimos tiempos. Por tanto, vais a quedar en el recuerdo sí o sí, así que con más motivo tendréis que cuidar de la imagen que ofrecéis en un evento así.
Es imprescindible cuidar de esa imagen con independencia de cuál sea vuestra edad, vuestro sexo o vuestra relación con la pareja que se está casando. Estamos hablando de un evento que es realmente formal, el más formal al que mucha gente suele acudir a lo largo de su vida. Y creo que es una ocasión suficientemente importante como para que busquemos ofrecer esa imagen tan impoluta que necesitamos ofrecer en una situación en la que estamos a la vista de tantas personas.
Nos casamos cada vez más tarde, pero eso no le resta importancia al evento
Seguramente tengáis en mente que cada vez la gente se casa más tarde. Poco o nada tiene que ver la vida de las personas a día de hoy con la que tenían hace años. Hace algunas décadas, lo normal era casarse antes de llegar a los 30. De hecho, para cuando se llegaba a la treintena, lo lógico es que las parejas ya tuvieran hijos. Ahora las cosas han cambiado y lo normal es que lleguemos a esa edad sin hijos y sin ni siquiera planes de boda.
Una noticia publicada en la página web de Telemadrid indicaba que, en efecto, los españoles cada vez nos casamos más tarde. Y es que las parejas se comprometen más tarde. Se trata de una cuestión sociológica que responde a una serie de motivos que vamos a desgranar a continuación y con los que seguramente os vais a sentir identificados:
- La situación económica no es la misma que hace algunas décadas. Antes, la gente joven encontraba trabajo de manera más sencilla. Ahora, es muy difícil acceder a un empleo fijo porque muchas grandes empresas contratan por meses e incluso por semanas. Así no se puede tener una cierta estabilidad en lo que respecta a la economía familiar.
- Somos más independientes en materia amorosa. Cada vez es menos habitual que nos encontremos con esa pareja que no está perdidamente enamorada. Al contrario: lo habitual es que predominen los planes por separado y que ni siquiera tengan la capacidad económica como para vivir juntos. Así, poco plan de futuro vamos a tener.
- No queremos ponernos cadenas. Hoy, la cantidad de parejas ha descendido porque predomina el estar con una persona, como se suele decir en el argot juvenil, “de rollo”. Eso tiende a extenderse algunos años en el tiempo y, como es habitual, retrasa todos los planes de boda que podamos llegar a tener… si es que los tenemos, claro.
- Muchas veces, no tenemos planes de boda simple y llanamente porque no confiamos en el matrimonio. Tengamos en cuenta que hay cada vez más divorcios en la sociedad española y que la gente se ha habituado a ver de cerca una situación en la que un matrimonio se ha derrumbado como si fuera un simple castillo de naipes. Es lógico que, habiendo visto esto, no tengamos ganas de pasar por lo mismo.
Todo eso explica que el número de bodas haya descendido en los últimos años, aunque siempre los hay que se quieren casar y todos y todas terminamos yendo a algún evento de este tipo. Y la verdad es que, por lo general, se trata de días en los que todo el mundo disfruta, lo pasa bien y celebra el amor. Todos y todas solemos salir felices de las bodas y, si no nos hemos casado todavía, siempre aparece en nuestro cerebro la pregunta que indica si no estaría bien que lo hiciéramos con la persona a la que queremos. Es inevitable que esa pregunta se formule.
Si hay tanta gente que todavía considera que el día de su boda ha sido el mejor que ha tenido en su vida, es por algo. Y eso es lo que nos debería hacer pensar si realmente somos tan contrarios al hecho de casarnos. Solo con asistir a un evento de este tipo somos felices. Y la verdad es que no es para menos. En un mundo como en el que nos encontramos ahora mismo, hay que celebrar el amor. Lo necesitamos y lo seguiremos necesitando en el futuro, con independencia de los caminos por los que nos lleve la vida.