Plástico ecológico

Así son los plásticos verdes.

Uno de los grandes enemigos del planeta son los plásticos. Un derivado del petróleo que nos ha facilitado la vida en los últimos 100 años, pero que ha maltratado duramente el planeta. Hoy, muchos fabricantes de plástico se esfuerzan en buscar soluciones que sean respetuosas con el medioambiente. Son los plásticos verdes.

Dice la web oficial de Greenpeace España que los plásticos han inundado nuestra vida diaria. No solo los encontramos en las bolsas que utilizamos cuando vamos a la compra. Están presentes en nuestra ropa, en los materiales de construcción y en la mayoría de envases de productos que utilizamos.

Cada año llegan a los océanos 12 millones de toneladas de basura. Un peso 1200 veces superior al de la Torre Eiffel. De estos residuos, uno de los más abundantes y peligrosos son los plásticos. Una botella de agua de plástico tarda en descomponerse en la naturaleza 500 años. Durante ese periodo va dividiéndose en minúsculas partículas tóxicas que se dispersan por los acuíferos y son consumidas por plantas y animales, causándoles enfermedades. Son los llamados microplásticos.

Se nos parte el corazón cuando vemos imágenes de peces atrapados en las anillas plásticas que se transportan las latas de bebidas. O cuando observamos islas de basura sobre el océano con multitud de bolsas y envases en la superficie. Estos plásticos indirectamente dañan la salud humana. Con frecuencia comemos pescados que han sido infectados por microplásticos. Partículas que tienen un efecto cancerígeno.

En esta situación tan grave, no podemos tildar a todos los fabricantes de plásticos en los culpables de la catástrofe.  Algunos productores están haciendo verdaderos esfuerzos por buscar soluciones que no sean dañinas para la naturaleza. Es el ejemplo de los propietarios de Bioplásticos Alhambra, una empresa familiar de Granada inaugurada en 1971, dedicada a la fabricación de bolsas de plástico y film, y que en las últimas décadas han virado su producción hacia la fabricación de plásticos de origen vegetal que sean 100% degradables en la naturaleza. Adoptando un enfoque I+D.

Estos son los plásticos verdes.

¿De qué están hechos los plásticos biodegradables?

La gran mayoría de las bolsas de plástico biodegradables se fabrican con almidón de patata, maíz, trigo o arroz. El almidón presente en estos alimentos básicos se puede descomponer en moléculas parecidas al plástico. Por medio de procedimientos químicos en los que no se usan contaminantes, se obtienen perlas, parecidas a los pellets de plástico, que después se pueden moldear mediante procesos de calentamiento y estiramiento.

Los azúcares presentes en la remolacha y en la caña, también se usan para fabricar plásticos biodegradables. Tanto en el primer ejemplo, como en el segundo, estamos hablando de materiales orgánicos y naturales que se descomponen con facilidad en el medioambiente y que no lo dañan nada en absoluto. Al contrario, una vez compostados pueden utilizarse como abono natural para plantas y cultivos.

El almidón de patata y maíz, uno de los materiales más utilizados para fabricar bolsas de plástico biodegradable, se somete a hidrólisis para romper las cadenas de carbohidratos. Estas moléculas se transforman en monómeros, unas moléculas simples, que posteriormente se polimerizan dando lugar al ácido poli-láctico (PLA), verdadera materia prima de los plásticos ecológicos.

Con respecto a los azúcares de la remolacha y de la caña de azúcar, estos se fermentan y se dejan cristalizar, formando biopolímeros como el polihidroxialcanoato (P.H.A.) con el que también se pueden hacer envases de plástico.

Los residuos de madera y los restos vegetales se pueden transformar en celulosa, qué tratados químicamente pueden formar películas y fibras plásticas que son biodegradables.

Uno de los principales inconvenientes para los usuarios de estos plásticos biodegradables es que son más blandos y menos resistentes que los plásticos procedentes de hidrocarburos que estamos acostumbrados a usar. Algo que se está intentando resolver mediante la utilización de aceites de origen vegetal para dar a los envases una mayor consistencia. Sin hacer que pierdan sus características 100% orgánicas.

Podemos decir que la producción de plásticos biodegradables aún se encuentra en sus primeras fases de desarrollo. Queda mucho por avanzar en este terreno. De todos modos, el hecho de que hayan aparecido, abre un camino esperanzador para el cuidado del planeta sin desdeñar los beneficios que ha ofrecido el plástico para la humanidad.

Para qué se utiliza el plástico biodegradable.

Gran parte de las bolsas que encontramos actualmente en los supermercados para guardar la fruta y la verdura que compramos a granel, ya se fabrican con plásticos biodegradables. Lo podemos notar porque son más flexibles y tienen un tacto diferente al plástico normal. Este plástico se usa también como film para cerrar alimentos frescos o cocinados que se venden en bandejas.

Por otro lado, el portal de información Infobae nos habla de cómo los investigadores de origen chino Ruihong Zhang y Zhiwu Drew Wang están desarrollando, desde la Universidad de California, la creación de plásticos biodegradables más resistentes que sirvan de base para fabricar consumibles como los vasos de plástico en los que servimos el café para llevar, los cubiertos desechables de un solo uso y los envases de algunos productos como la pasta dentífrica.

Para ello, estos científicos utilizan como materia prima azúcares, como el almidón de maíz, y emplean, como elemento químico, la bacteria Cupriavidus Necator, que alimentan con suero lácteo procedente de las fábricas de queso industrial. Esta bacteria tiene la capacidad de sintetizar  los polihidroxialcanoatos (P.H.A.), los cuales, hemos visto antes que sirven para fabricar plásticos biodegradables.

La fabricación de plásticos biodegradables no es económica, precisamente. Resulta más costosa que la producción de plásticos derivados del petróleo. Esta razón hace que su uso no sea tan habitual como nos gustaría. Los estudios de Zang y Drew Wang han logrado reducir el coste de producción de P.H.A. hasta en un 50%. Haciendo que la fabricación de estos productos de plástico sea económicamente más rentable

El uso de los plásticos biodegradables se va extendiendo poco a poco a otras ramas de la industria. Así, por ejemplo, algunos de los blísteres en los que se envasan ciertas pastillas de la industria farmacéutica están fabricados con plásticos de origen vegetal.

Los plásticos verdes, respetuosos con el medioambiente, están presentes en juguetes, cepillos de dientes y, dentro de la industria de la automoción, se han empezado a usar en la fabricación de salpicaderos y de parachoques en algunos modelos de vehículos.

El proceso circular.

Uno de los aspectos más interesantes es que la fabricación y uso de los plásticos biodegradables es integrable dentro de la economía circular. Tan en boga en la actualidad para reducir el despilfarro de los recursos del planeta.

La utilización de plásticos biodegradables no solo no daña la naturaleza, sino que puede servir para fabricar más envases de plástico en un proceso complejo que beneficia a diferentes agentes económicos.

Sabemos, por lo que hemos visto, que los plásticos ecológicos provienen de productos de la agricultura. Estos productos, como la patata, el maíz o la remolacha, se llevan a las fábricas de material compostable, que los transforman en polímeros con los que fabricar plásticos. El producto resultante se lleva a las fábricas de plásticos. Los restos de material en la fabricación de envases biodegradables se pueden devolver a una planta de reciclaje para que lo vuelva a descomponer en polímeros para fabricar más plásticos. Es decir, en este proceso de fabricación se desperdicia lo menos posible.

Las bolsas y los envases plásticos llegan a las tiendas y los supermercados. Los consumidores cuando las utilizan es importante que las desechen en los contenedores de residuos orgánicos. Esto implica que el usuario debe ser consciente de que las bolsas que ha utilizado son biodegradables. Este gesto representa una colaboración inestimable por parte del consumidor para efectuar un reciclado responsable.

Los residuos orgánicos se llevan a plantas de compostaje. Las cuales se encargan de transformarlos en abonos de origen natural que se utilizan en la agricultura. Volviendo a ser un elemento base para que los agricultores produzcan productos que más tarde venderán a las plantas de material compostable para fabricar nuevos polímeros con los que producir más bolsas de plástico ecológico.

Una bolsa de plástico biodegradable tarda en descomponerse 180 días. Un tiempo insignificante con los 150 años que necesita una bolsa de plástico normal. Todo ello, con la seguridad de que esta degradación no dañará los ecosistemas, al contrario, nutre la tierra.

Muchos agricultores en todo el mundo, que apuestan por prácticas de permacultura y de agricultura ecológica, introducen las bolsas de plástico biodegradable en sus áreas de compostaje. Junto a restos de alimentos o a residuos propios de la agricultura, como hojas secas, restos de poda, etc. Lo cual les sirve para producir nuevo abono de una manera natural.

Este proceso de economía circular es más lento que otros como el reciclado de vidrio, de papel e, incluso de plásticos, que conocemos. Pero podemos afirmar que es uno de los menos agresivos con la naturaleza. El uso de plásticos biodegradables nos abre una ventana de esperanza a la convivencia respetuosa entre el hombre y la tierra.

 

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