Todo ha cambiado en esta sociedad. Es cierto que no siempre para mejor, pero en este caso creemos que sí. Las nuevas tecnologías nos han apoyado mucho en algunos sectores y en el caso del mundo de las clínicas dentales ha sido una pasada. Nada, pero nada, tiene que ver una visita de los años 90 a lo que se hace ahora. Y el caso más llamativo lo tengo en mi hijo Carlos. Yo recuerdo que cada vez que mis padres me decían que teníamos que ir al dentista era una auténtica tragedia griega. No os haceis una idea de lo que eso suponía. Os pongo en contexto.
Tenía yo 8 años y mi padre me cogió de la mano y me llevó al dentista, por supuesto, sin decirme dónde íbamos, porque anteriormente ya me había negado, pero en este caso fue especial. Cuando entré en el dentista, comencé a dar patadas a todo lo que se movía, comencé a llorar, a gritar como si me estuvieran matando, supongo que a eso se le llama ahora odontofobia. Y no os miento que como era un bajo, y pasó justo en ese momento un policía, incluso llegó a llamar a la puerta para saber qué estaba ocurriendo. Esta anécdota es cierta y siempre se encarga mi madre de contarla cuando tenemos una reunión familiar. Ahora, el relevo lo ha cogido mi hijo Carlos, pero claro, ahora no puede decir nada porque todo ha cambiado.
Y os pongo otro ejemplo para que lo tengáis en cuenta. Ahora mismo las clínicas tienen todos los avances técnicos para que un proceso bucal sea un paseo de rosas, pero también tienen todos los avances sociales y sicológicos. Así es como han puesto en marcha desde la clínica ZM una iniciativa que ha sido la sensación para todos los niños y, en especial para mi hijo. Y es que a la clínica llega el Ratoncito ZM Pérez. Es la mejor manera para acercar la odontología a los niños y a las niñas, de una forma amable y divertida para ellos.
Ratoncito Pérez eterno
Seguro que todos hemos contando alguna vez historias sobre el Ratoncito Pérez durante su infancia. Y, sobre todo, ¿Quién no se ha emocionado con ellas y ha esperado su llegada por las noches? A pesar del paso de los años, y de la llegada de redes sociales y de maquinitas, este pequeño amigo de los niños sigue repartiendo ilusión y regalos, por lo que es un activo que ayuda a que adquieran unos buenos hábitos higiénicos y a que cuiden sus dientes y encías desde un primer momento.
Por ello, además, cuentan con diversos programas e iniciativas en materia de prevención y educación en salud bucodental durante la infancia. Por una parte, el proyecto ‘Toledo sin caries’, cuyo objetivo es, con ayuda de las instituciones educativas, concienciar a los niños, a las niñas y a los padres sobre las medidas preventivas para evitar la caries y, así, disminuir la prevalencia de esta enfermedad en España. En segundo lugar, el Club ZM Kids, un programa de fidelización por puntos que, más tarde, pueden intercambiar por regalos. Por último, el taller de cepillado infantil, en el que se ayuda a que adquieran una técnica de cepillado adecuada.
La correcta higiene bucodental es una medida de prevención clave contra la aparición de enfermedades orales. Por ello, es fundamental inculcar a los niños desde las primeras etapas de sus vidas hábitos saludables en relación con el cuidado de sus dientes. Es algo que luego con el paso de los años, estoy seguro de que los hijos nos lo van a agradecer. Entre otras cosas porque yo ya he escuchado esas frases de “jo, papá por qué a mí no me llevaste al dentista?”
Y es que, aunque muchos no lo crean, la limpieza oral de los niños debe empezar antes de que erupcione el primer diente. En esta etapa no es necesario utilizar un cepillo, pero sí limpiar los dientes y encías del bebé con una gasa mojada en agua dos veces al día. Es un camino de fondo que si se empieza cuanto antes, mejor nos irá. Os lo recomiendo.
Está claro que con estas tácticas los niños y niñas dejan de tener ese miedo que era siempre constante cuando comenzaban a notar la visita al dentista, Ojalá hubiera yo conocido estas técnicas cuando era crío, estoy seguro de que las sillas y esa ventana rota estaría todavía en pie. Ahora como padre, recomiendo a todos que inculquen a los hijos buenos hábitos a la hora de lavarse los dientes.