La colocación de implantes es una de las ramas de la salud dental que más ha evolucionado en los últimos tiempos. Como consecuencia de ello se aplican tratamientos menos invasivos, menos largos e incómodos para el paciente y más efectivos.
La implantología hace referencia a la restitución de piezas dentales perdidas. El implante es un apósito sanitario que viene a suplir la función de la raíz del diente. Este implante debe integrarse con la estructura ósea maxilofacial del paciente. Una vez ha culminado ese proceso natural, se coloca sobre él la corona, prótesis o diente artificial.
La implantología, aunque es bastante segura en estos momentos, no está exenta de riesgos. Puede ser que te coloquen un diente artificial y termine cayéndose con el tiempo porque el implante no se ha integrado suficientemente.
También puede ser que aparezca una infección alrededor del implante. La llamada perimplantitis. La placa bacteriana se adhiere al implante recién instalado y comienza a infectar la parte interna de la encía.
Todos estos son riesgos que se están minimizando en gran medida con los nuevos avances tecnológicos que se están aplicando en esta rama de la odontología.
Conozcamos algunas de las técnicas novedosas más significativas.
Nuevos materiales.
Uno de los avances más relevantes que se han dado en implantología es la colocación de implantes de zirconio en lugar de los habituales implantes de titanio.
Hemos hablado con los cirujanos dentales de Clínicas Icoa, una red de clínicas de odontología presentes en Madrid y en las Rozas, que son pioneros en España en la aplicación de esta técnica. Ellos nos han dicho que los implantes de zirconio tienen una mayor integración con los tejidos blandos de la boca, son más compatibles con el cuerpo humano y no retienen tanta placa bacteriana. Por lo que previenen el riesgo de infección.
En estos momentos los implantes de zirconio son un tratamiento novedoso. No se colocan en todas las clínicas dentales. Los más habituales continúan siendo los de titanio, pero representan un avance cualitativo en el campo de la implantología.
El titanio se ha utilizado como el material principal para fabricar implantes dentales por su compatibilidad con el cuerpo humano y por su resistencia.
Este metal permite una unión natural entre el hueso alveolar y el implante. Es decir, con el tiempo la estructura ósea maxilofacial y el implante se sueldan de forma natural, conformando una sola pieza. Es un proceso que se conoce como osteointegración. Por otro lado, el titanio es un metal resistente que soporta sin problemas las presiones derivadas del masticado y de otras funciones de la boca.
Sin embargo, hay un problema. Por su propia naturaleza, alrededor del implante se pueden aglutinar concentraciones de placa bacteriana que quedan adheridas al implante y terminan infectando la zona. Hay personas que después de haberse colocado un implante experimentan sangrado y enrojecimiento en la zona de la intervención, así como un dolor que llega a ser intenso.
Aunque no es lo más habitual, también hay pacientes que muestran alergias a este material. El cual, por sus características, tienden a liberar iones en la boca, que son perjudiciales para la salud.
El zirconio es un mineral cerámico que se ha utilizado con frecuencia en odontología. Con este material se han construido prótesis dentales que destacaban por su durabilidad, resistencia y efecto estético.
En los últimos años, se ha empezado a emplear en la fabricación de implantes. Se ha hecho fundamentalmente porque, al ser un material cerámico, evitaba la concentración de bacterias. La superficie del implante resulta resbaladiza para la placa bacteriana. Por lo que reduce considerablemente el riesgo de padecer perimplantitis.
Esta técnica no ha sido sencilla de implementar. Se ha tenido que resolver el problema de la osteointegración que facilitaba el titanio. Tras años de investigación, se ha conseguido resolver con procedimientos menos invasivos.
El zirconio no provoca alergias conocidas, ni libera iones. Y produce un efecto estético bastante agradable para el paciente. Estos implantes pasan totalmente desapercibidos.
Hay ocasiones en que los implantes de titanio se dejan entrever en las encías, sobre todo si se han colocado en las piezas dentales frontales. Esto no sucede con los implantes de zirconio. Los cuales, al tener un color y tono parecido al de los dientes, se camuflan en el entorno.
La implantología de carga inmediata.
Con los implantes de carga inmediata, el paciente puede disponer de un diente nuevo el mismo día en el que se le coloca el implante.
Esto, hasta ahora, no era posible. Había que esperar un periodo de entre 3 y 6 meses, después de haber colocado el implante para instalar, sobre él, el diente artificial, la corona.
Esto se debe a que la colocación del implante es una pequeña operación quirúrgica. Se realiza una incisión en la encía para instalar el implante. Esta herida debe cicatrizar, la encía debe rodear el implante, igual que haría con un diente natural, para que coja consistencia y, sobre todo, se debe producir la osteointegración. La unión natural entre el implante y la estructura ósea del interior de la boca.
Por tanto, hasta que la osteointegración no culminaba, no se procedía a la colocación de la prótesis.
Ahora se pueden instalar prótesis dentales provisionales el mismo día de la colocación del implante. Estas prótesis se sustituyen por otras, definitivas, pasados tres meses. Las prótesis de carga inmediata descansan sobre la encía, no sobre el implante. Por lo que este queda protegido, acelerando el proceso de osteointegración.
La implantología de carga inmediata tiene la ventaja de que con ella se recupera la apariencia y operatividad de la dentadura de forma rápida. El paciente puede volver a sonreír y llevar una vida más o menos normal sin tener que esperar meses para colocarse el diente nuevo.
Sin embargo, como dice la revista de divulgación médica Top Doctors, no se puede aplicar en todos los casos. Es necesario que el paciente cumpla una serie de requisitos. Debe tener una cantidad y calidad de hueso alveolar adecuado, para que la osteointegración se efectúe sin problemas; las encías, tanto de la zona del implante como la de los dientes adyacentes, deben estar en buen estado; y debe someterse a un buen mantenimiento periodontal.
Tecnología CAD-CAM.
La tecnología CAD-CAM es una tecnología de ingeniería industrial asistida por ordenador que se ha aplicado con éxito a varios ámbitos de la medicina y, en concreto, a la fabricación de implantes y prótesis dentales.
CAD son las siglas en inglés de “Diseño Asistido por Ordenador”, Computer Aided Design y CAM hace referencia a la “Fabricación Asistida por Ordenador”, Computer Aided Manufacturing.
Inicialmente, se utilizaba para diseñar y fabricar piezas especiales para motores y engranajes que requerían un alto nivel de precisión. El diseño por ordenador permitía realizar pruebas digitales antes de fabricar la pieza en cuestión. Con ello, se eliminaba, prácticamente, el margen de error.
En sanidad se ha utilizado para fabricar, entre otras cosas, prótesis de cadera y de rodilla.
El desarrollo de los medios de diagnóstico por imagen, como el escáner dental y la tomografía, han permitido que esta tecnología se introduzca con éxito en el ámbito de la odontología. Un artículo publicado en La Vanguardia opina que la irrupción de la tecnología CAD-CAM ha supuesto una revolución en la fabricación de implantes y prótesis dentales.
Lo que antes era un proceso casi artesanal, hoy se ha convertido en un trabajo mecanizado con un alto nivel de precisión.
En el ordenador del implantólogo y del laboratorio protésico dental se recrea en 3D una reproducción exacta de la boca del paciente. Lo cual permite hacer un diseño del implante. Haciendo los ajustes necesarios para optimizar el apósito. Una vez aprobado el implante, este se envía a un conjunto de fresadoras, guiadas por ordenador, que moldean la pieza con la misma precisión que si se tratara de una impresora de alta definición.
Regeneración y reconstrucción ósea.
Otro de los problemas habituales a la hora de colocar un implante es que no haya suficiente masa ósea en la base de la boca como para que se efectúe con éxito la osteointegración.
Esto es frecuente en pacientes que tengan enfermedades severas en las encías, como la periodontitis, o que haya transcurrido mucho tiempo desde que el sujeto perdió el diente hasta que decide restituirlo. Durante este periodo, el hueso alveolar se ha retraído dejando menos superficie ósea para soldar el implante.
En estos casos es necesario proceder a una reconstrucción de la zona antes de colocar el implante dental.
Aquí también se han dado grandes avances en los últimos años. Muchos de los trabajos de reconstrucción ósea se realizan asistidos por ordenador. Por lo que el nivel de eficacia es aún mayor.
Se están aplicando técnicas como la elevación del seno. Con la cual, la superficie ósea del paciente se eleva por medio de un relleno infiltrado o a través de un injerto, facilitando que se pueda aprovechar el hueso alveolar existente.
Con todos estos avances, y algunos más que no hemos reseñado, se está consiguiendo que la reconstrucción de la dentadura de los pacientes sea cada vez más efectiva y entrañe menos riesgos.